BUENOS DÍAS:
Las pruebas PISA, que miden la calidad de la educación a nivel global, divulgadas la semana anterior, dejan un panorama desolador para Colombia: puesto 62, entre 65 países evaluados en matemáticas, ciencias y lenguaje; puesto 44, entre 44 países en capacidad de identificar estrategias para resolver los problemas de la vida cotidiana.
¿Qué hacer? Porque algo hay que hacer, opina Carlos Julio Díaz, directivo de la CUT en Antioquia y licenciado en educación, en el artículo que hoy publicamos, en el que afirma que el movimiento sindical tiene su parte en el asunto.
El sindicalismo del magisterio colombiano, representado en Fecode a nivel nacional, y por agremiaciones departamentales, “debe movilizar conceptualmente sus bases sociales, realizar las autocriticas, y hacer propuestas para rediseñar el sistema educativo con el propósito de sacarlo del estado de postración en que se encuentra”, dice en su artículo Díaz.
La calidad del sistema educativo del país debe preocupar al
sindicalismo
Por Carlos Julio Díaz Lotero
Analista ENS
Las pruebas PISA (Programa Internacional para
la evaluación de la educación de la OCDE), que miden la calidad de la educación
a nivel global, deja un panorama desolador para Colombia: puesto 62, entre 65
países evaluados en matemáticas,
ciencias y lenguaje; puesto 44, entre 44 países evaluados en la capacidad de
identificar estrategias para resolver los problemas que se presentan en la vida
diaria de las personas (módulo solución creativa de problemas).
Según comentarios de profesores universitarios,
de los egresados de secundaria que ingresan a la universidad el 50% no entiende
nada de lo que lee, por lo que ellos tienen que entrar a llenar este vacío del
sistema educativo del país.
La educación es una de las estrategias (no la
única, como falsamente se promueve en Colombia) que, conjuntamente con otras de
política económica y social, contribuyen al aumento de ingresos y de
oportunidades laborales de las personas. Si el entorno económico y social lo
permite, una persona mejor calificada y de mayor nivel educativo tiene mayores
posibilidades de progreso.
El tema es de tanta importancia que un estudio de
la Universidad Stanford, California, en 2007, titulado “Calidad de la educación y crecimiento económico”, muestra la
relación de causalidad que existe entre una educación de calidad y el
crecimiento económico de un país. En el caso de que dos países tengan el mismo
PIB, y uno de ellos tiene 0.5 punto más en calidad educativa, éste dobla el
crecimiento del otro.
La pregunta que nunca pasa de moda y nos
confronta una vez más, es ¿qué hacer? He aquí algunas ideas surgidas de
diálogos con maestros y reflexiones propias:
1- Dignificar la profesión del maestro, darle estatus social, mejorando
la calidad de vida del docente. Esto pasa por las garantías plenas en los
derechos de libertad sindical y el logro de reivindicaciones como el estatuto
único docente.
2- Revisar los programas de licenciatura que forman a los maestros,
comparándolos con los de los países de mayor nivel educativo y desarrollo para
mejorar el nuestro. En ciencias administrativas esto se conoce como benchmarking.
3- Con el propósito de mejorar la calidad y aptitudes del docente, se
deben revaluar las pertinencias de los
exámenes de admisión de los aspirantes a docentes en las facultades de educación,
y de los pénsum de las licenciaturas que deben ser adaptados según las
necesidades del contexto, desde lo pedagógico, los conocimientos y las destrezas.
Hoy la carrera de docente es la última opción de los aspirantes a educación
superior, por diversas causas, como la baja remuneración, el desprestigio de la
carrera, entre otras. Eso debe cambiar.
4- Rediseñar el sistema de seguridad social del magisterio. Las horas
de formación que se pierden por las incapacidades médicas son extremadamente
altas. Esto obedece, en primer lugar, a un sistema de salud que no atiende con
pertinencia ni oportunidad los problemas de salud del maestro; y en segundo
lugar, a la inexistencia del subsistema de seguridad y salud en el trabajo, que
permita identificar el mapa de riesgos que tiene la labor de maestro en nuestro
país, para construir y desarrollar a partir de allí los programas que promuevan
la salud y prevengan las enfermedades causadas por el trabajo de docencia. La
ley 1562 de 2012 aún no se reglamenta en lo relacionado con el sistema de
gestión de la seguridad y la salud en el trabajo de los maestros.
5- Realizar en las instituciones educativas el análisis y cambios
requeridos a los planes de estudio. De igual manera, fortalecer modelos
pedagógicos que favorezcan la creatividad y el desarrollo del pensamiento
crítico, que sean contextualizados, que respondan a las demandas del entorno y
del mundo; modelos pedagógicos que permitan la formación de personas con conocimientos
y habilidades para vivir en comunidad y actuar en el sistema democrático.
6- Resolver el hacinamiento que limita la capacidad de los docentes de
brindar una formación de calidad. Se necesita más infraestructura, tecnología
y profesores. El límite máximo por aula
de clase no debe superar los 30 estudiantes.
7- Se debe revaluar la decisión de incluir a los estudiantes con
Necesidades Educativas Especiales (NEE) en el aula regular. Sucede que el
docente se queda solo, sin herramientas pedagógicas para atender niños y
jóvenes que requieren, en la mayoría de los casos, atención personalizada.
Sumado a esto, no se cuenta con el necesario apoyo de un equipo interdisciplinario
que acompañe y posibilite el proceso de inclusión educativa. La Secretaría de
educación de Medellín, a vía de ejemplo, envía sicólogos por periodos cortos, o
éstos inician tarde, o son insuficientes para atender los numerosos casos, todo
para mostrar cifras de su atención a estudiantes con NEE y otros estudiantes en
situación de vulnerabilidad. Esto ocasiona angustia, frustración en el
estudiante y su familia, y el docente.
La inclusión educativa debe tener como eje transversal el derecho a una educación
de calidad, lo cual, con las características mencionadas, no se cumple.
8- Atender inicialmente el problema del hambre y la desnutrición con
programas sociales, como el de restaurantes escolares, ampliando su cobertura y
mejorando sus valores nutricionales. También se debe permitir que en vacaciones
los niños más necesitados conserven este servicio de manera gratuita.
9- No se debe permitir el nombramiento de docentes sin formación
pedagógica, fenómeno éste que viene creciendo ante el alto desempleo en otras
profesiones.
10- Promover una cultura de diálogo escolar (diálogo social en el
ámbito de la escuela) para la resolución de los conflictos. Necesitamos
erradicar la violencia del aula de clase.
11- Debe incluirse una cátedra de ciudadanía laboral, como la que fue aprobada
en el Acuerdo del Concejo sobre política pública de Trabajo Decente para
Medellín.
El movimiento sindical, y de manera particular el sindicalismo del
magisterio colombiano, hoy representado en Fecode a nivel nacional, y por agremiaciones
departamentales, deben movilizar conceptualmente a todas sus bases
sociales, realizar las autocriticas,
críticas y propuestas para rediseñar el sistema educativo con el propósito de
sacarlo del estado de postración en el que se encuentra, construyendo nueva
escuela para una nueva sociedad, equitativa e incluyente.
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