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Desempleo del 8,5%.
¿Será verdad tanta belleza?
Por Carlos Julio Díaz
Lotero
Economista. Analista
ENS
Las últimas cifras macroeconómicas
reportadas por el DANE parecen alentadoras y han despertado un desaforado
optimismo en el gobierno y sectores empresariales: inflación a diciembre del
2013 de 1,94%, desempleo a noviembre de 8,5%, y un crecimiento del PIB en el
tercer trimestre del 2013 de 5,08%.
Pero a pesar del buen comportamiento de la
economía y de la disminución de la tasa de desempleo, estos indicadores no
impactan en los casi 15 millones de pobres que, según el DANE, subsisten en
nuestro país. La tasa de desempleo sigue siendo la más alta de América Latina; la
desigualdad medida por el indicado GINI es uno de los más altos de la región; en
el índice global de competitividad del año pasado, según el Foro Económico
Global, descendimos un puesto en el escalafón internacional, ubicándonos ahora
en el puesto 69; en las pruebas internacionales de educación
Pisa 2012, que reveló la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), Colombia descendió varios puestos comparado con el 2009,
ubicándonos en los últimos lugares de la tabla: puesto 62 entre 65 países; y la
crisis del sistema general de salud se sigue profundizando, así como la
incapacidad del gobierno para resolverla. Resulta por demás paradójico que el
crecimiento de los costos educativos y de la salud del año anterior fueron de
4,37% y 4,44% respectivamente, muy por encima del 1,94% que fue la tasa de
inflación de 2013.
En la
variación del PIB del tercer trimestre del año 2013, encontramos que el
crecimiento económico estuvo jalonado por la construcción, con un 21,3%; en
segundo lugar se ubicó el sector agrícola, con un crecimiento del 6,6%,
favorecido por el crecimiento de la producción cafetera de 41,6%; en tercer
lugar el sector energético con un 6,1%, debido al crecimiento de un 10,3% de la
producción petrolera; en cuarto lugar el sector financiero e inmobiliario con
un crecimiento del 4,9%; en quinto lugar el sector servicios sociales,
comunales y personales con un 4,7%; y en sexto lugar el sector comercio,
restaurantes y hoteles con un 4,3%. Por su parte el sector industrial se
contrajo en 1%.
Como se
puede ver en el cuadro siguiente, los sectores que más crecieron en la economía
aportaron muy poco a la ocupación, o perdieron empleos. La construcción solo
generó 33.478 puestos de trabajo, la agricultura y la minería perdieron casi 20
mil empleos, y el sector manufacturero, que decreció en el PIB, perdió 69.133
ocupados.
La pregunta es entonces: ¿en dónde se están creando los empleos en el país?
Se están creando en los sectores comercio y actividades de servicios
sociales, comunales y personales, que representan el 47,3% de la ocupación del
país y que se caracterizan por su alta precariedad e informalidad laboral. En
estos dos sectores se crearon 570.983 empleos, cuando la variación del total de
ocupados fue de 517.017.
El sector servicios comunales, sociales y personales está compuesto por cinco
subsectores: i) Administración pública y defensa; ii) Educación; iii) Servicios
sociales y de salud; iv) Actividades de servicios comunitarias, sociales y personales
(saneamiento, aguas residuales, etc.); v) Actividades gremiales, políticas,
religiosas, etc. Probablemente el poco empleo formal se está generando en el
crecimiento del pie de fuerza del ejército y la policía.
Con los datos de afiliados a la seguridad social en pensiones y fondos de
cesantías de octubre del 2012 a octubre del 2013, y de afiliados a las
Administradoras de Riesgos Laborales de agosto del 2012 a agosto del 2013,
podemos concluir que el empleo que se está generando es, en su mayoría,
informal.
Como se puede ver en el periodo señalado, el porcentaje de cotizantes a
pensiones se mantuvo en 30,4% de la población ocupada, y el de afiliados a los
fondos de cesantías tuvo un leve crecimiento del 26,3% al 27,1%. Por otra parte,
según información de Fasecolda, el número de afiliados a las Administradoras de
Riesgos Laborales se redujo en 173.781 afiliados, representando un descenso en
la tasa de un 41,1% a un 39,4%.
El crecimiento de la economía está
soportado en la construcción de viviendas, en particular el programa de
vivienda gratuita del Gobierno, algo de infraestructura, agro-exportación,
petróleo y banca, mientras el empleo se genera en actividades de poco valor
agregado y alta informalidad. En síntesis, la dinámica de la economía se debe
al asistencialismo gubernamental, a la agro exportación, al extractivismo
minero–energético y al rentismo parasitario del capital financiero; mientras el
empleo sigue por el camino del rebusque y la subsistencia, con poco valor
agregado y excluido del régimen contributivo de la seguridad social.
Colombia necesita revisar a fondo el
modelo de desarrollo que nos ha desindustrializado y ha debilitado la
producción agro alimentaria destinada al consumo interno. Estos dos sectores
representan el 18% del PIB y el 30% de la ocupación. Solo con investigación,
ciencia y tecnología, con infraestructura, y con una política financiera al
servicio de la economía, se podrá desarrollar un sector manufacturero con alto
valor agregado y competitivo, que esté en capacidad de crear empleos decentes,
estables, con derechos y bien remunerados.
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